Mi vida en el extranjero es mi último artículo del año, ha sido una montaña de emociones, un viaje lleno de desafíos, aprendizaje y momentos que han marcado mi crecimiento personal. Desde el principio, Llegué con la ilusión de conquistar el país y dejar una huella en el mundo laboral. Pensaba que mi disciplina y responsabilidad serían mis grandes aliadas, pero pronto me di cuenta de que no era así.
El primer año fue el más difícil. Quien alguna vez fue mi amigo, me lavó la cabeza con la idea de que todo lo que necesitaba era llegar al país y todo sería un éxito. Sin embargo, la realidad fue muy diferente. Todo lo que hacía parecía estar en mi contra, como si mi cultura y mi carácter fuerte fueran obstáculos más que cualidades. Me vi aislado, sin poder confiar en nadie, con la sensación de que las personas que se decían mis amigos me apuñalaban por la espalda mientras fingían apoyo.
Mi única meta era triunfar y llevarme a mis amigos, pero, en lugar de eso, fui rechazado y mi ambiente laboral se volvió tóxico. Un día, me prohibieron de manera sutil escribir en mi blog, bajo el pretexto de que las publicaciones podrían causar problemas con la empresa debido a supuestas multas. Todo eso me desgastó profundamente. A pesar de que luchaba por salir adelante, me sentí atrapado en un círculo vicioso donde las puertas parecían cerrarse una tras otra.
El sentimiento de frustración creció, especialmente porque al principio no tenía mis papeles en regla. Mi sueldo era mediocre, y parecía que nunca avanzaba. Llegué a pensar que jamás saldría de ese agujero, mientras esta persona seguía subiendo en su carrera, mientras yo me hundía.
Sin embargo, el destino me sorprendió cuando conocí a una persona que cambió mi perspectiva. Esta persona me enseñó a valorarme, a entender mi verdadero potencial y a darme cuenta de que, aunque mi entorno fuera adverso, no dependía de ellos para salir adelante. Gracias a esa persona, logré tomar la decisión de salir de ese ambiente y cambiar mi vida.
Hoy, agradezco profundamente a esa persona, aunque nunca se lo dije antes. Gracias a su ayuda, logré mejorar mi situación económica y, más importante aún, encontré un camino hacia el verdadero éxito, no solo profesional, sino personal. Mi historia no fue la que imaginaba, pero aprendí valiosas lecciones que me han fortalecido, y hoy me siento más seguro y capaz que nunca.
Cuando comencé en mi nuevo trabajo, noté que muchas personas se quejaban de estar allí. Estaban desmotivados, y era difícil entender por qué seguían en ese ambiente. Un día, decidí contarles mi historia, compartir lo que había vivido en mi antiguo empleo, donde trabajaba las 24 horas del día tratando de encontrar vulnerabilidades en el sistema, mientras me mantenían sin papeles en regla. No solo eso, sino que, cuando finalmente decidí renunciar, me echaron en cara que debía agradecerles por estar en el país gracias a ellos.
Les expliqué a mis nuevos compañeros que lo que me ofrecían en esta empresa era un lujo en comparación con lo que vivía antes. En mi antiguo trabajo, hasta me cobraron por hacer mis papeles en regla. Fue una experiencia amarga que me enseñó muchas lecciones, pero también me permitió ver lo valioso que era estar en un lugar que me trataba con respeto y me ofrecía las condiciones adecuadas para crecer.
Les dije: "Cada persona tiene una historia diferente y cada camino, pero lo que les puedo asegurar es que espero que nunca se topen con un jefe como el mío". Mis compañeros empezaron a comprenderme y, aunque algunos seguían con la mentalidad de escalar posiciones dentro de la empresa, me dio gusto ver que estaban decididos a avanzar. Es algo que valoro mucho: ver a la gente progresar y buscar siempre un mejor futuro. A pesar de mis propios desafíos, me alegró saber que las personas a mi alrededor también aspiraban a algo más grande.
Al final, lo que más me quedó claro es que, aunque cada uno tiene su propio camino, siempre es mejor rodearse de quienes te apoyan y te valoran. Eso es lo que realmente marca la diferencia.
Cuando renuncié a mi anterior trabajo, regresé a mi país donde había descubierto el mundo informático, y aproveché la oportunidad para reencontrarme con mis amigos en Buenos Aires. Mi autoestima estaba por los suelos, pero me dio tanta alegría verlos que, al contarles mis historias, no podían creer todo lo que había vivido. Había pasado por tantas pruebas que no era fácil explicarlo, pero la verdad es que, en ese momento, lo que más necesitaba era volver a creer en mí mismo.
Mis amigos, al escuchar mi historia, me ofrecieron trabajar en sus empresas en Argentina e incluso me pidieron que me quedara allí. Les dije que no podía, porque ya tenía un nuevo trabajo en mi vida, pero que estaba dispuesto a hacer negocios extras con ellos. Y así fue, comencé a colaborar con ellos en nuevos proyectos mientras me adaptaba a mi nuevo entorno.
Regresé a México, y para evitar que alguien descubriera que ya no estaba en Buenos Aires, fingí en mis redes sociales que seguía allí. Mientras tanto, estaba tranquilo en mi nuevo trabajo y manejando mis proyectos adicionales. Pero, como suele pasar, nunca puedes escapar de ciertos comentarios, y los de esta persona no tardaron en llegar.
Escuchaba cómo seguían hablando de mí, y no de una manera positiva. Decían que era un malísimo empleado, que no merecía estar donde estaba, incluso inventaban historias sobre los supuestos pagos millonarios de multas. La situación fue tan fuera de control que llegaron a decir que me enviaría gente para darme una "paliza". Sin embargo, decidí no darle importancia. Aunque sus palabras me afectaron en su momento, me di cuenta de que todo eso solo formaba parte de su frustración y no debía dejar que influyera en mi vida.
Seguí con mi camino, más fuerte y más centrado que nunca. Aprendí que las palabras de los demás solo tienen el poder que uno les da, y que lo más importante era seguir adelante con mis propios proyectos y ser fiel a mí mismo. Al final, todo lo que viví me sirvió para fortalecer mi carácter y seguir buscando el éxito a mi manera, sin dejarme detener por las críticas y las amenazas.
Para cerrar este capítulo de mi vida con este último artículo, quiero compartir algo importante. Hubo una chica que conoció mucho de mi nueva etapa, de los cambios que estaba experimentando. Sin saberlo, todo lo que le conté sobre mi historia fue utilizado en mi contra. Esta persona intentó denunciarme, usando sus influencias de manera corrupta, incluyendo conexiones con las autoridades para presionar y tratar de perjudicarme. Fue un momento de mucha tensión, pero, al final, logré mantenerme firme.
Afortunadamente, hoy puedo decir que encontré una familia mexicana que me ha brindado el apoyo que tanto necesitaba. Gracias a ellos, pude salir adelante y estar seguro. Si no hubiera sido por ellos, la historia podría haber sido completamente diferente. Les agradezco profundamente por darme la oportunidad de empezar de nuevo, por mostrarme el verdadero significado de la solidaridad y el apoyo incondicional.
Hoy, agradezco a todas las personas que me han apoyado a lo largo de este camino y con este artículo quiero cerrar este capítulo y dejar atrás las sombras de ese pasado difícil. Pero, no se preocupen, seguiré escribiendo, seguiré publicando sobre vulnerabilidades en el mundo informático, porque ya estoy harto de estar callado. Estoy cansado de ese tipo de gente que solo busca hacer daño, y si por algún motivo este artículo trae consecuencias, lo asumo. Prefiero ser honesto y dejar mi verdad.
Mi consejo para cualquiera que trabaje en el extranjero es simple: nunca viajes sin tener tus papeles en regla. No confíes en palabras vacías de personas que prometen apoyo; lo que realmente cuenta son los hechos, los papeles firmados, los documentos que validan tu situación. Porque en este mundo, las promesas sin respaldo no sirven de nada.
Gracias a todos los que han leído mi último post y han sido parte de este cierre de siclo. Este es solo el comienzo de mi camino. Seguiré aquí, explotando nuevas ideas, compartiendo conocimientos y, sobre todo, avanzando hacia un futuro mejor.